Into the Arms of Strangers: Stories of the Kindertransport
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hacías tu haftorah y ya estaba.
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Y tuvimos suerte de reunir...
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un "minyan".
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Realmente sentí...
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que cuanto antes dejáramos Alemania...
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mejor estaríamos.
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Mi tutora escribió...
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al barón James de Rothschild...
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para pedirle que se llevara...
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a 24 niños suyos,
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a su marido, a ella misma...
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y a sus dos hijas.
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Y Ie respondió en enero diciéndoIe...
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que Io haría.
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Pensábamos en lnglaterra...
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como en una tierra de nobles y damas...
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porque el rey y la reina,
y las dos princesas...

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nos llamaban mucho la atención.
Veíamos sus fotos en los periódicos.

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La coronación con sus armiños
y sus coronas en la cabeza.

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Y pensábamos que en IngIaterra
Ia gente se vestía así.

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A Io mejor no todos Ios días,
sóIo aIgunos domingos.

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Ésa era nuestra idea de IngIaterra.
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Me dijeron que era Io mejor que podía
pasar, y que era muy afortunada...

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porque todo eI mundo
estaba intentando encontrar pIazas...

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para sus hijos.
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Y, de repente, como caído deI cieIo...
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tuve Ia oportunidad de ir a IngIaterra.
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¿Qué más podía pedir?
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Mis padres me dijeron
que podría volver al colegio,

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aprender otra lengua,
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que viviría en Londres
y que podría viajar en metro...

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Me lo pintaron muy bonito.
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Y siempre decían una y otra vez:
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"Y nosotros iremos enseguida ".

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