:28:01
Se me ocurrió también que tal vez
era un ejercicio de paciencia...
:28:04
que se recogía,
:28:07
consultando en la oscuridad
el texto de los mayores,
:28:10
la página noble y ancestral.
:28:14
Pero en la corriente de mi trance
ya no contaba su dolor...
:28:17
mezclado con el respeto
a la letra de los antiguos.
:28:21
Yo tenía que gritar furioso
que mi locura...
:28:24
era más sabia que la sabiduría
de mi padre,
:28:27
que mi enfermedad me era más afín
que la salud de la familia,
:28:31
que mis remedios jamás fueron
citados en los compendios,
:28:35
pero que había otra medicina,
la mía,
:28:38
y que fuera de mí yo no
reconocía ciencia alguna,
:28:41
que todo era sólo una cuestión
de perspectiva,
:28:43
que sólo valía
mi punto de vista...
:28:47
y que era un capricho
de saciados...
:28:49
probar la virtud de la paciencia
con el hambre de terceros.
:28:54
Y decir todo eso
en un acceso verbal,
:28:56
derribando la mesa de los sermones,
:28:58
destruyendo trabas,
cerrojos y amarras,
:29:01
erigiendo otro equilibrio
y poniendo fuerza,
:29:04
subiendo cada vez más arriba,
:29:06
tensando sobre todo
mis músculos clandestinos,
:29:09
redescubriendo sin tardanza
en mí todo el animal,
:29:12
cascos, mandíbulas y espuelas,
:29:15
dejando que el sebo oleoso cubriese
mi talla mientras cabalgaba,
:29:19
haciendo que mis crines
volasen como plumas,
:29:22
amasando con mis patas sagitarias
el blando vientre de este mundo,
:29:26
consumiendo un grano de trigo...
:29:28
y una tajada de cólera
embebida en vino.
:29:33
Yo, el epiléptico,
:29:35
el poseído, la presa.
:29:37
Yo, el hambriento,
:29:39
propagando en mi habla convulsa
el alma de una llama,
:29:42
un paño de verónica
y un estornudo por tanta lama,
:29:46
mezclando en el caldo de ese flujo
la sal de su nombre,
:29:50
el nombre pervertido de Ana.
:29:54
Qué temblores,
:29:56
cuántos soles,
:29:58
qué estertores.