Nirgendwo in Afrika
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:06:01
¡Pero comen hasta perros!
Lo sé por mi libro de geografía.

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- Comen saltamontes también. ¡Aléjalo!
- ¿Qué haces en Africa?

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Ni siquiera te atreves
a tocar un perro.

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- ¿Esta comida tiene nueces?
- ¡Fue lo único que conseguí, Sr. Redlich!

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- Pero, Klara.
- ¡No tiene tantas nueces!

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¿Porque te hacen estornudar, verdad?
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Cada puta vez.
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Me encantaba el verde. Walter
lo compró en vísperas de año nuevo.

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Pero en realidad, ya no me queda más.
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Entonces llévalo.
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- Eres un ángel, Jettel.
- Gracias.

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Käthchen. Sin lágrimas, ¿está bien?
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Quédate con tu trasero, Liesel.
Así es como les gusta a los hombres.

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- Una carta para tí.
- ¿Para mí?

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Algo de luz te hace bien.
:07:04
¡Muchísimas gracias!
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Es de Africa.
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Rongai, Kenia, 2 de diciembre de 1.937. -
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- Querida Jettel. Me imagino lo emocionada
que estás por recibir esta carta... -

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- ... pero te ruego que seas fuerte.
La comunidad judía en Nairobi... -

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- ... pagará los costos de tu inmigración.
El tiempo ha llegado. -

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- En 6 meses puedo dejar que vengan
Regina y tú para acá. -

:07:40
- ¡No lo dudes más!
Ve con Karl Silbermann de inmediato. -

:07:44
- El te puede ayudar con los horarios.
Pregúntale que ferri tienes que tomar. -

:07:49
- No importa cuánto tiempo
vaya a estar viajando.

:07:51
Es más importante que viajen los dos. -
:07:54
- Definitivamente necesitamos una nevera.
Si no cabe en nuestras cajas... -

:07:59
- ... deshazte de la vajilla de Rosenthal.
Eso no sirve allá. -


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