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Podemos prescindir de tu consejo.
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Yo sólo quiero ayudar.
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Si recuerdo bien,
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...tu vientre se estaba agrandando también,
cuando te casaste con mi hermano.
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¡Cállate, serpiente!
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Gracias a Dios que Marcel estaba cerca.
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En las novelas de detectives esto
sigue así:
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Uno de nosotras está mintiendo.
Esa es la asesina.
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Lo que la ayuda es otra gente mintiendo,
pero por otras razones.
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Para encontrar al asesino,
debemos decir la verdad.
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Escuchen...
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Tengo algo que decir...
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¡Augustine! Es su corazón.
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Chanel, hierve algo de agua.
Suzon, trae su medicina.
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-¿Dónde están?
-En su mesa de luz.
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¡Ella necesita una inyección!
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-Louise, trae el botiquín.
-¿Yo?
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No soy una enfermera.
Soy la sirvienta.
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¡Pero sólo tú puedes hacerlo!
Negarse es un crimen.
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Como sirvienta sólo hago tareas domésticas,
lavandería y comidas.
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Puedes ir a la cárcel si te niegas.
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Todos deben conocer su lugar.
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Qué pasará si los jueces se convierten
En doctores o almaceneros.
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Ahórranos tu sabiduría.
Te ordeno que la inyectes.
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No tengo por qué tratar con los de tu
clase o tu almacén...
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¿Así que la señora conoce sobre
mi clase...?
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Pero como usted pregunta tan
amablemente,
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...le concederé a la señora sus deseos.
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¡No puedo encontrar nada!
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Ella siempre mueve todas las cosas.
Ahí voy.
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La tía Augustine se ve tan pálida.
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-¿No está fingiendo?
-Está recobrando la conciencia.
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Su medicina desapareció.
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Alguien está tratando de matarla.