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La valiente Cenicienta
resolvió el asunto con su revólver.
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¿Con su revólver?
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Se puede decir
que la noche que empezaron...
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las extraordinarias aventuras
de estos niños...
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fue la noche que Nana le ladró
a la ventana.
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Pero no había nada ahí,
ni un pájaro ni una hoja.
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Así que los niños lo olvidaron...
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pues lo que preocupa a los adultos
nunca le preocupará a un niño.
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Queridos George y Mary.
Oh, qué viaje he tenido.
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Es hora del baño.
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¡No es justo!
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Cierto, no era justo. Pero Nana era
la mejor nodriza de cuatro patas.
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No. No te perdonaré.
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Nunca existió una familia
más feliz ni más sencilla.
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El Sr. Darling era un banquero que sabía
el costo de todo, incluso de un abrazo.
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La Sra. Darling era la dama
más encantadora de Bloomsbury...
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y tenía una boca dulce y burlona,
con un beso en ella...
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que nunca era para Wendy.
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Pero ahí estaba...
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totalmente visible
en la comisura derecha.
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Y, a veces,
estaba la tía illicent...
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que decía que un perro de nodriza
disminuía el lustre del barrio.
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Bien, bien, bien.
Menos ruido.
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Tranquilícense.
No están en una granja.
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- Bravo, George. Bravo.
- Le toca a Wendy.
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Wendy tiene que contarnos
un cuento.
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Cecco, que le cinceló su nombre
al gobernador de Goa.
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Noodler, el que tiene
las manos al revés.
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- Cielos.
- ¡Garfio!
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Garfio, cuyos ojos se tornan rojos
mientras te destripa.
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Por Dios, qué forma de educar
a los niños hoy en día.
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Temo que no soy culta, tía.