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y surge en el templo de Prea Kanh,
el auténtico.
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Quiero resaltar
que para cada plano
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necesitamos cientos de metros de una
red colocada a 6 metros de altura
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para crear un recinto de seguridad
de varias hectáreas,
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lo suficientemente grande y alejado
para que no lo captaran las cámaras.
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Esto no fue posible hasta que los
servicios de desactivación de minas
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hubieron analizado toda la zona,
pues por desgracia, aún quedan
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millones de minas antipersonales
repartidas por todo el país,
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sobre todo alrededor de los templos.
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Les recuerdo que Camboya
acaba de salir
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de una de las guerras civiles
más horribles del siglo XX.
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Todo lo que están viendo se rodó
en vivo en el templo de Prea Kahn.
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Esta escena de noche fue
la más mágica de cuantas rodamos.
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Estábamos solos, bueno,
es un decir, éramos 250...
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250 amigos en medio
de este templo de Prea Kahn,
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una verdadera maravilla
que el bosque se ha tragado.
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Esta escena la iluminamos con la
ayuda de cinco globos aerostáticos
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inflados con helio, provistos
de lámparas muy potentes
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en su interior, a modo de lamparones
gigantescos flotando
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por encima del murmullo
de la jungla.
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Es un sistema de iluminación
muy práctico cuando no hay viento.
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Permite iluminar amplias superficies
pero hay que rodar con muy poca luz,
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bien con una película ultrasensible,
o bien, como es el caso,
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con sistema digital
de alta resolución.
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La nueva tecnología digital, que
ofrece cada vez mayores prestaciones
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con una nitidez y claridad
de color cada vez más similares
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al tradicional de 35 mm,
cuenta con la gran ventaja,
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para una película como esta,
de disponer
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de una autonomía de 50 minutos
en cada cámara,
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y sobre todo, controlar
el resultado de forma inmediata
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en un monitor. Resulta muy práctico
en un país como Camboya,
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donde no hay ni laboratorios
ni salas de cine.