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	entre Saigón y Angkor,
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	los folletos publicitarios
alababan la región diciendo:
1:38:06
	"Mientras la señora visita templos,
el señor puede abatir su tigre".
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	La escena del reconocimiento
se rodó más tarde,
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	en un rincón de la selva recreado
cerca de la vía férrea a Arpajon.
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	Se separó a los tigres
empleando la misma técnica,
1:38:30
	durante varias semanas,
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	así interpretan el reencuentro
con naturalidad,
1:38:35
	como siempre,
con reconocimiento visual,
1:38:39
	luego confirmación olfativa
y lameteos gustativos.
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	Como señalan los etnólogos,
1:38:45
	ese intercambio de olores y sabores
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	marca el origen del beso humano.
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	Terminamos el filme en
mi enclave preferido de Camboya,
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	este río esculpido y mágico
de Kbal Spean,
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	con magníficas piedras, algunas
de ellas sustraídas tras el rodaje.
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	Evidentemente,
el rayo que atraviesa la oreja
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	así como el agujero
se crearon en posproducción.
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	Fue el plano más complicado
del filme, el que más tiempo llevó
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	a los artistas
del laboratorio Éclair,
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	casi seis meses desde el pedido
hasta la aceptación.
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	Esta tigresa, Taïga,
tenía una mirada muy profunda,
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	muy serena, henchida de sabiduría.
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	Se logró captar gracias
a un efecto de cámara lenta,
1:39:35
	a 48 imágenes por segundo.
1:39:42
	Eso fue al final de
la segunda semana de rodaje.
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	Todavía teníamos
por delante 160 días
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	Los títulos de crédito
se hicieron en Londres,
1:39:59
	como mis dos películas anteriores,
por Richard Morrison.