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Pero sigues siendo judío, ¿no?
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A los ojos de la Gestapo...
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soy el judío más grande
que jamás hayan visto.
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Las luces.
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No hay milagros para judíos
de medio tiempo, ¿eh?
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Recuerdas lo que prometiste, ¿no?
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Lo recuerdo.
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He mejorado desde entonces.
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Y ahora quieres escuchar la radio.
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- Bueno, no puedes.
- ¿Por qué?
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- Me deshice de ella.
- ¿Por qué?
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- Se la di a Mischa.
- ¿Por qué?
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"¿Por qué? ¿Por qué?"
Siempre "¿Por qué?
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Me estaba volviendo loco.
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- ¡Gestapo! ¡Abra la puerta!
- Bajo la cama.
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No me parece muy inteligente
esconderse debajo de una cama.
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Esto no es una discusión.
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- Hola.
- Tú.
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Si los electricistas alemanes supieran
el problema por el que están pasando...
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sólo para hacer que tu
radio funcione de nuevo.
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Es gracioso, ¿no?
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Ojalá mueras riéndote.
¿Qué quieres?
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Quiero escuchar la radio.
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Quiero saber por qué tardan tanto.
Tengo que hacer mis planes matrimoniales.
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- Es completamente imposible.
- ¿Por qué es imposible?
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"¿Por qué? ¿Por qué?"
Todos preguntan "¿Por qué?"
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¿Sí, por qué?
Ya no es tu radio ni siquiera.
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Pertenece a todos ahora.
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¿Estás esperando a alguien?
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- ¿Quién es? Puedes contarme.
- Y luego se lo dirás a todo el mundo.
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Pronto la Gestapo vendrá
a tocar la puerta de verdad.
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Escondes a alguien, ¿eh?
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Sí.
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¿Por qué no podías pensar así
de rápido en el cuadrilátero?
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- ¿Alguien importante?
- Muy importante.