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Será un día largo. Llegaremos
a la meta, eso es seguro.
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El Buggy de Scott McMillin largaba
conducido por un novato..
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Su hijo Andy, de 16 años.
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Andy McMillin, por primera
vez en Baja 1000
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Desde los dos o tres años
que salgo a practicar con mi papá.
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A los seis o siete,
aprendí a usar el embrague.
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Le tengo mucha confianza. Nuestra
relación se forjó al volante.
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Y solo le enseñé lo que aprendí
de mi padre.
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Al principio. A Andy le costó
mantenerse dentro del circuito.
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Cuidado. Recuerda que hay
un pozo ahí. Para.
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Ve por aquí. ¡Para!
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Cuando lo pienso, creo
que cuando tenga un hijo,
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Nunca le tendré la confianza
que él me tiene.
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Ahora tómate tu tiempo.
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Pero luego se calmó.
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Adelante. Estás compitiendo
con peces gordos. Muchacho.
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La confianza que Scott le tenía
a su hijo era bien merecida.
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Después de un par de errores.
Andy retomó el control
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Y cuando le pasó la Posta
a su padre. Iba primero en su clase.
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Ese golpe fue un poco fuerte.
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Lo tienes. Lo tienes.
Levanta polvo. Bien hecho.
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Mientras los McMillin se divierten
con la última tecnología.
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Hay otros que disfrutan de algo
un poco más anticuado.
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Esta es la clase 11. Considerada
"el último orejón del tarro".
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Me da mucha satisfacción
que alguien que corre Trophy Trucks
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O motos clase 1
me mire y me diga:
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Oh, tú corres clase 11.
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Mario Ruanova III, copiloto
del equipo Solorzano
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Debes de estar loco.
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Esos tipos son
los más rudos de todos.
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Tienen escaso apoyo,
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Vehículos muy poco adecuados,
y aun así compiten.
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Tienen el espíritu del auténtico
corredor de Baja.
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Estos son escarabajos
Volkswagen sin modificar.
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No los escarabajos nuevos.
Sino los viejos, de antes de 1982.
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No se permite modificar
la suspensión ni el motor.