Dead Man Walking

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¿Qué tal?

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CASA DE LA ESPERANZA

:02:18

- ¡Pero si es la hermana Helen!
- Recibí una nota de mi madre, Idella.

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¿Necesitas un nuevo cuaderno
de redacción? ¿Y tú, Melvin?

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El psicólogo interno quiere que
vayamos a la reunión mañana. ¿Podrás?

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Sí. Ah, más cuadernos de poesía.

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- Tu poema se emborronó.
- ¿Se emborronó?

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Hermana Helen, he recibido
otra carta de ese chico.

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- ¿Qué chico?
- El preso de Angola. Pena de muerte.

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Ah, sí.

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¿Podría escribirle?
Le irían bien unas palabras amistosas.

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Sí, claro. Iré a verle después de clase.

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- Se emborronó.
- Aún se puede leer.

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"Hay una mujer en la oscuridad,

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con fuertes brazos con que abrazarte,

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pero no sentirás sus brazos, su abrazo,

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hasta que puedas verle el rostro".

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"Y así,
esperas a ver la luz al final del camino".

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- Idella, es precioso.
- Gracias.

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Mi abogado parece haber desaparecido,

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así que necesitaría ayuda legal,
pero agradecería una carta o una visita.

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A veces esto es demasiado tranquilo.

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Ningún condenado a muerte puede
permitirse a un abogado para apelar.

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Los condenados a muerte
nos llaman, desesperados,

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- para que les busquemos un abogado.
- Que trabaje gratis.

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Sí. Cada petición
supone horas de preparación.

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No es que haya una cola
de abogados dispuestos a hacerlo.

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MATTHEW PONCELET
PRISIÓN DE LUISIANA